LA LLEGADA DE NUESTRA HIJA ELENA

LA LLEGADA DE NUESTRA HIJA ELENA

Seis años repitiendo esta frase a las familias que acompañaba,

Cada bebé llega al mundo como debe llegar, para que la familia evolucione, en lo que necesita evolucionar

Y así fue. Elena llegó a nuestras vidas como debía llegar para que nosotros creciéramos como necesitábamos crecer.

Siempre he sido una apasionada por el proceso de embarazo, desde el colegio soñaba con tener un centro para embarazadas. Nada me parecía más increíble que el Milagro de la Vida gestándose dentro del cuerpo de una mujer. Así, elegí formar Ágatha, mi programa de acompañamiento a las familias en el embarazo, parto y postparto. Llevo seis años completamente dedicada a formarme con los mejores, alrededor del mundo, para ofrecerle a cada familia lo mejor de mí.

Siempre creí que pondría en práctica todo lo que sabía para la llegada de mi primer hijx. Pensaba tener cita de alimentación preconcepcional, hacerme exámenes preconcepcionales, empezar a tomar ácido fólico meses antes, tener mi casita lista…pero así no fue. Elena llegó a mi vida para enseñarme a soltar el control y confiar, y sobre todo para aprender sobre flexibilidad. Quienes me conocen bien, saben que soy una mujer muy dulce y a la vez muy fuerte. En el trabajo puedo tener comportamientos bien perfeccionistas, además, como emprendedora, estoy acostumbrada a liderar y a decidir cómo se hacen las cosas. Acompañando familias soy muy amorosa, como empresaria soy bien estricta…diría yo…

Pues bueno, fue solo que Elena llegara y con su llegada me dijo: “Mamá, aquí ya no mandas tú, tus planes son lindos, pero los de Dios más”. No creo en las coincidencias, creo que todo pasa como tiene que pasar, dentro de un plan divino de evolución, para cada alma. Mi hija fue concebida sin exámenes preconcepcionales y sin tomar ácido fólico meses antes, llegó en medio de un máster, estando en un país extranjero, lejos de mi familia…jamás me lo imaginé así…mi hija llegó a mi vida para seguir enseñándome que puedo soltar el control porque siempre la Vida está sosteniéndome. Así que me tomó semanas empezar a asimilar que estaba allí.

Sentía culpa por no sentirme tan feliz como siempre había pensado que lo estaría. Pero recordé la importancia de PERMITIR cada sentimiento para que este evolucione. Así que me permití, me permití sentir, llorar, hacer el duelo de lo que había querido y no fue. Me juzgaba, aparecía el pensamiento de “ya Marce pero si está todo bien, no es tan grave” …y sabía que era esa voz que me impide sentir genuinamente lo que siento, así que elegí de nuevo, una y muchas veces, sentir.

Con el paso de las semanas fueron llegando nuevas sensaciones. Era verdad que no había sido cómo imaginaba, pero también era verdad que mi esposo y yo deseábamos profundamente ser padres. También empecé a darme cuenta de que había una parte de mi que si venía preparándose. En diciembre antes de emprender mi viaje a España, con Coro, habíamos ido a cita de alimentación preconcepcional con Lina Valencia (mi nutricionista amada <3) pensando en un posible embarazo en el 2023, también es verdad que había elegido seguir pagando mi prepagada porque tenía claro que mi seguro en España no cubría embarazo (y uno nunca sabe, pensaba)…

Empecé a reconocer esa parte de mí, para quien la llegada de Elena no había sido sorpresa. Siempre había creído que cuando estuviera embarazada, yo lo sentiría. Al principio decía que no había sentido nada, pero ¿realmente fue así? Recuerdo estar en el gimnasio y elegir no cargar tanto peso porque “que tal que estuviera embarazada”, recuerdo decirle a mi esposo que sino me llegaba antes de mi viaje a Colombia nos hiciéramos una prueba y por primera vez en mi vida, recuerdo sentir miedo de comprarla, al punto que no la compré y la compró él (en otras ocasiones había corrido feliz a comprarla yo misma), recuerdo ver embarazadas en la calle y por primera vez, no sentir amor absoluto, sino una inmensa impresión de pensar que había un bebé en ellas ¡Un bebé adentro de una mujer, qué impresión!…Algo había cambiado, mis sensaciones frente al embarazo habían cambiado.

Y sí, hoy en día reconozco que sí había una parte de mi que sabía de la llegada de Elena, que se preparó y que lo eligió así. Ha sido sanador empezar a INTEGRAR, integrar estas partecitas no conscientes a mi consciencia, integrar expectativas y sueños no cumplidos, integrar también deseos genuinos de mi alma…sigo creyendo, como siempre lo he dicho que…

Integrar la maternidad, es ver la luz y la sombra y abrazarlas ambas

Han sido semanas de grandes aprendizajes, tengo mucho por compartirles y hoy elijo empezar con este artículo. Si deseas compartirme un poco de tu historia, estaré genuinamente feliz de leerte en los comentarios, creo que nunca había apreciado tanto como ahora, escuchar historias de maternidad…sigo pensando que la Comunidad es un componente clave en este camino.

Marcela Lozano

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